Continuación capitulo 4:
Me rodeó más fuerte con sus brazos. De repente se alejó de
mi.
- Esto no está bien- dijo preocupado y asustado. - es mejor
que vivas bien tu vida...
- Entiendo- bajé la cabeza un poco
decepcionada, si todos no intentáramos lo que nos da miedo este
mundo posiblemente no existiría. Y viviré mi vida, ya lo estoy
haciendo, no debería preocuparte eso.
Él me subió la barbilla y
volvió a besarme, esta vez más apasionadamente y me susurró al
oído:
- Pero, ¿sabes una cosa? Te quiero. Me dan lo mismo los
factores secundarios porque nada ni nadie va a impedir que te quiera.
Voy a luchar por estar a tu lado y nunca voy a abandonarte. ¿Y sabes
otra cosa? Tu sonrisa es la más bonita del mundo.
Me sonrojé, no
supe qué contestar, mis ojos estaban llenos de lágrimas, pero por
primera vez, era de felicidad. Le sorprendí esta vez con un beso
suave, calmado y le mordí con cuidado el labio inferior. Él se
asustó porque no se lo esperaba y no pude evitar soltar una
carcajada se había sonrojado.
- Resulta que esa sonrisa sólo existe cuando estás a mi
lado. - tan sólo me quedaba dejarme llevar por mis pasiones y dejar
a un lado la razón, puede que fuera peligroso, pero merecía la
pena.
Se le notaba nervioso así que comencé a darle besos por el
cuello. Acto seguido le quité el polo y nos tumbamos en el sofá.
Mis manos recorrían su torso desnudo mientras fijamente le miraba a
los ojos. Sus manos comenzaron a jugar bajo mi camiseta con el broche
de mi sujetador, pero no llegó a desabrocharlo. Se me acercó al
oído y me susurró: "estás muy sexy". Y para mis
adentros pensé"si vas a ser malo, yo puedo ser peor, también
sé jugar a esto".
Volví a darle besos en el cuello
mientras mis manos se dirigían lentamente al borde de su pantalón.
Noté como su respiración aumentaba el ritmo y pasé de los besos
por el cuello a pequeños mordiscos en la oreja y el labio, mientras
mis manos iban desabrochando el botón de su pantalón, bajé la
cremallera lentamente pero tuve que detenerme pues él me quitó la
camiseta.
- Así estamos en igualdad de condiciones - me dijo
escondiendo una sonrisilla mientras acariciaba largo pelo. Le quité
los pantalones y él hizo lo mismo con mis shorts.
De repente se
levantó y fue hacia la cocina. ¿Tendría hambre?
Cuando volvió
llevaba un bote de nocilla y un pañuelo con el cual me vendó los
ojos, cuando se aseguró de que no veía nada comenzó a untarme la
nocilla por el cuerpo.
- Ogg, voy a vengarme - dije con un
hilillo de voz.
- Sisi, te advierto de que vas a tener que
ducharte de nuevo.
- Eres malo - dije con una vocecilla de niña
pequeña.
- No, soy medio diablo.- aprovechó que no veía nada y
comenzó a hacerme cosquillas ¡QUÉ HORROR!
Después de untarme
la nocilla asegurándose de no manchar el sofá me la quitó como
pudo.
Cuando terminó me quitó la venda de los ojos, le besé mientras
metía la mano en el bote y se la restregué por el moflete.
-
¿Esa era tu venganza Beck? Puedes ser mucho más mala, lo sé.
-
Eso suena a reto... Tú lo has querido, espera sentado.
Esta vez
fui yo a la cocina, abrí el congelador, cogí un cubito de hielo y
volví al salón. Me tumbé encima de él y comencé a pasarle el
cubito por el cuerpo sujetándolo con la boca.
Cuando el hielo se derritió Astaroth me besó, se acerco a mi
oreja y me susurró:
- Deberíamos de parar, Fiorella puede llegar
en cualquier momento y no será agradable si nos ve en estas
condiciones.
Tenía razón, ¡me había olvidado por completo de
Fiorella!
Me fui a lavar, nos vestimos, apagué las velas
aromáticas y subí las persianas.
- ¿Jugamos a la xbox? Por raro
que parezca Fiorella tiene una.
- Por mí encantado. Elige el
juego que yo me adapto a todos.
En la estantería encontré el
típico juego basado en el contexto de la II Guerra Mundial, íbamos
en el mismo bando. Jugamos un par de partidas y Fiorella entró por
la puerta principal. Parecía más contenta de lo normal.
- Beck -
dijo Astaroth - tengo una sorpresilla para ti esta tarde-noche. Te
veo a las ocho y media a las afueras, en el cartel de salida del
pueblo. Yo tengo que irme ya.