CAPITULO 4:
Al día siguiente Fiorella y yo fuimos temprano a la playa, era un
día precioso, el sol brillaba con intensidad, el agua estaba
transparente, bandera verde, temperatura agradable, todo era
perfecto.
Llevaba un bikini azul marino que contrastaba con mi blanca piel,
Fiorella se quedó leyendo un libro debajo de la sombrilla y yo
decidí darme un baño.
Nadé un poco para no coger frío pero mientras volvía una mancha
negra me tiraba hacia abajo y no me dejaba subir para tomar el aire,
estaba quedándome sin oxígeno. Lo último que conseguí ver fue un
haz de luz grisácea que se acercaba hacia mi, antes de perder el
conocimiento noté como la mancha negra que me tiraba hacia el fondo
se marchaba dejándome así libre y entonces perdí la memoria. En
el momento en el que pude abrir los ojos me encontraba tumbada en la
arena, me incorporé y pude verle ahí, Astaroth me había vuelto a
salvar la vida, él estaba sentado en la orilla, las olas acariciaban
sus piernas y el viento despeinaba los mechones más largos de su
cabello.Me levanté y me senté a su lado a contemplar el
horizonte. ¿Cómo podía ser tan perfecto? Su espalda ancha y
fuerte, los músculos de sus brazos y pectorales desarrollados, su
pelo brillaba con más intensidad y sus ojos... "Mierda" me
había quedado embobada mirandole y me sonrojé.No pude evitar
acercarme a él y sentarme a su lado para así apoyar mi cabeza en su
hombro. Él sonrió y puso su mano encima de la mía. En ese momento
las palabras sobraban. Nos miramos fijamente a los ojos pero tuve que
apartar la mirada.Estaba llegando la hora de comer y tenía que ayudar a Fiorella a
preparar la comida. Ella invitó a Astaroth a quedarse con nosotras y
él aceptó la oferta.La comida tenía que ser perfecta, uff no
dejaba de pensar en él, ese hormigueo que sentí cuando me cogió de
la mano aún seguía divirtiéndose en mi estómago.
Sonó el timbre de la puerta y... ¡Mierda! ¡No me había duchado ni arreglado lo más mínimo! Sólo llevaba una camiseta blanca grande y el bañador mojado debajo.
- Fiorella porfavor entretenle mientras me arreglo. ¡Estoy hecha un desastre!
Fui corriendo a mi habitación, vacié la maleta entera y no encontraba nada decente.
"Joder, Beck, tu ropa es una mierda" me dije a mí misma.
Al final cogí unos shorts vaqueros y una camiseta de color malva. El sujetador y las bragas eran negras a juego ¡¿Dónde coño estaban?! La bolsita de maquillaje, cepillo, champú, acondicionador... ¡Perfecto, ya estaba todo! Cogí el resto de ropa, la metí en un rebullo a la maleta y me fui al cuarto de baño.
Abrí el grifo, me desnudé y me metí en la bañera. Me lavé la cabeza y el cuerpo lo más rápido que pude, me desenjaboné y cuando fui a salir... "¡Oh mierda, la toalla!
-¡Fiorella trae una toalla porfavor!- grité.
Unos pasos se acercaron, dieron unos golpecitos en la puerta "¿Se puede?" dijo una voz masculina.
Era de Astaroth porque no creo que a Fiorella se le hubiera puesto tan grave la voz en unos segundos. Dejó la toalla en el lavabo, me dijo que me esperaba en el salón y se marchó. ¡Qué vergüenza! ¿Por qué no me la había traído Fiorella?
Me sequé rápidamente el cuerpo y me envolví el pelo en la toalla. Me unté crema hidratante, me vestí y me maquillé rápidamente: rimel, raya finita negra, y pintalabios rojo. Algo sencillo pero bonito.
Me desenredé el pelo y decidí dejármelo al aire para no perder más tiempo.
Decidí no darle importancia a los detalles insignificantes y disfrutar.
La comida estaba en la mesa, todo riquísimo, bromeábamos y nos reíamos mientras terminábamos la comida.
Ayudé a recoger la vajilla y Fiorella nos dijo que había quedado con Paolo para tomar un café juntos así que teníamos que cuidar la casa.
Astaroth se sentó en el sofá, Fiorella se marchó y puse música tranquila bajita. Encendí unas velas, bajé las persianas y me senté a su lado. Nos empezamos a abrazar, le miré a los ojos y sin darnos cuenta estábamos fundiéndonos en un beso cálido y dulce.
Sonó el timbre de la puerta y... ¡Mierda! ¡No me había duchado ni arreglado lo más mínimo! Sólo llevaba una camiseta blanca grande y el bañador mojado debajo.
- Fiorella porfavor entretenle mientras me arreglo. ¡Estoy hecha un desastre!
Fui corriendo a mi habitación, vacié la maleta entera y no encontraba nada decente.
"Joder, Beck, tu ropa es una mierda" me dije a mí misma.
Al final cogí unos shorts vaqueros y una camiseta de color malva. El sujetador y las bragas eran negras a juego ¡¿Dónde coño estaban?! La bolsita de maquillaje, cepillo, champú, acondicionador... ¡Perfecto, ya estaba todo! Cogí el resto de ropa, la metí en un rebullo a la maleta y me fui al cuarto de baño.
Abrí el grifo, me desnudé y me metí en la bañera. Me lavé la cabeza y el cuerpo lo más rápido que pude, me desenjaboné y cuando fui a salir... "¡Oh mierda, la toalla!
-¡Fiorella trae una toalla porfavor!- grité.
Unos pasos se acercaron, dieron unos golpecitos en la puerta "¿Se puede?" dijo una voz masculina.
Era de Astaroth porque no creo que a Fiorella se le hubiera puesto tan grave la voz en unos segundos. Dejó la toalla en el lavabo, me dijo que me esperaba en el salón y se marchó. ¡Qué vergüenza! ¿Por qué no me la había traído Fiorella?
Me sequé rápidamente el cuerpo y me envolví el pelo en la toalla. Me unté crema hidratante, me vestí y me maquillé rápidamente: rimel, raya finita negra, y pintalabios rojo. Algo sencillo pero bonito.
Me desenredé el pelo y decidí dejármelo al aire para no perder más tiempo.
Decidí no darle importancia a los detalles insignificantes y disfrutar.
La comida estaba en la mesa, todo riquísimo, bromeábamos y nos reíamos mientras terminábamos la comida.
Ayudé a recoger la vajilla y Fiorella nos dijo que había quedado con Paolo para tomar un café juntos así que teníamos que cuidar la casa.
Astaroth se sentó en el sofá, Fiorella se marchó y puse música tranquila bajita. Encendí unas velas, bajé las persianas y me senté a su lado. Nos empezamos a abrazar, le miré a los ojos y sin darnos cuenta estábamos fundiéndonos en un beso cálido y dulce.
Preparé una ensalada variada mientras Fiorella preparaba su
especialidad, espaguetis a la boloñesa. Cuando terminé la ensalada
me puse a preparar un bizcocho casero.
Entré en el salón y lo primero que vi fue a Astaroth. Iba con
unas bermudas blancas y un polo rosa con detalles azules en el
cuello. ¡Él tan guapo y yo con una camiseta que se me estaba
transparentando todo porque el pelo la mojaba!
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