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viernes, 11 de diciembre de 2015

Criaturas Fantásticas

Capitulo 9:

Todo estaba oscuro, por mucho que intentara abrir los ojos, una especie de capa me impedía abrirlos. ¿Estaba ya muerta? Recordé que me habían apuñalado en el estómago y me había desmayado. Había sido un buen susto el de la última vez, ¿cómo pudo esa mujer aparecer así tan de repente? Tal vez necesitaba una nueva seguridad en mi casa... pero cómo pensaba en mi casa si lo más probable era que estuviera muerta... si lo estaba... ¿qué pasaría ahora? ¿tendría un juicio para ir al cielo o al infierno? Desde luego para ir al cielo no había sido muy buena, pero tampoco era tan mala como para pudrirme en el infierno, o eso creía yo. No puede terminar mi vida tan pronto, no así... soy demasiado joven y me falta mucho por vivir. ¡Serás egoísta! Pensé para mis adentros. Muchos niños han muerto con menos edad que yo, la hora de cada uno llega cuando tiene que llegar.

Por fin pude abrir los ojos pero todo era oscuridad así que mucho no había cambiado la situación. Decidí ponerme de pie, ¿dónde me encontraba? ¿acaso esto era la nada? Decidí ponerme a andar aunque tenía la sensación de que nada iba a cambiar, pero por otra parte sentía que no podía quedarme allí como si nada, tal vez más allá había algo más que oscuridad.
Conforme supuestamente mi cuerpo se iba moviendo seguía la oscuridad invadiendo la zona pero de repente una pequeña lucecita blanca, y decidí acercarme a ella. Cada vez la luz se hacía más grande y más brillante, llegó un momento en el que hasta molestaba seguir andando por la luz. ¿Dónde estaba? Quien sabe si pronto todas mis preguntas se responderían o tal vez me estaba acercando al mayor peligro de todos. El mismísimo Satanás.


Pasar de tanta oscuridad a la luz plena no podía ser bueno, mis ojos me pedían que me alejara de ese lugar y conforme me acercaba un dolor general invadía mi propio cuerpo y cada vez avanzar se complicaba más. De repente vi una figura que parecía humana que se acercaba a mi, llevaba una espada de fuego, el torso al aire y unos pantalones negros. Parecía que no quería que le viera la cara pues iba cabizbajo como si le diera vergüenza mirarme a la cara. Me fijé en su espalda y de ella sobresalían unas plumas blancas por dentro y las de los bordes negras, no podía dejar de mirarlas. No estaba segura de si era un ángel o un producto de mi imaginación. 


- Sígueme y no te alejes de mí, si has llegado hasta aquí puede que no sea del todo bueno.

Simplemente asentí con la cabeza, tenía una voz grave y un poco tenebrosa, me daban escalofríos al estar cerca de ese ser.
















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