Mi parada. De vuelta a esta ciudad apagada, gris, nada bueno me
esperaba al llegar, era una intuición, no me agradaba llegar de
nuevo aquí. Nada me ataba a mi ciudad, cada día la notaba más sosa
y fría.
El buzón repleto de cartas (la mayoría facturas), el teléfono
con mensajes en el contestador, la pesada de mi madre preguntando
dónde estaba y por qué no contestaba, mis supuestas "amigas"
diciendo que cogiera el teléfono y poco más...
Fui a mi
habitación, estaba desordenada como siempre así que deshice la
maleta y me puse a recoger. Había libros por los suelos, lapiceros,
avalanchas de apuntes, unos auriculares rotos encima de la mesa...
Coloqué todo en su sitio correspondiente, lo que me llevó a perder
una hora, cosa que me daba igual pues no tenía nada mejor que hacer
y mis días solían ser siempre aburridos e iguales.
Puse el móvil a cargar, encendí el ordenador y me puse a
escribir lo mucho que echaba de menos a un ser extraño que nadie
normal creería que existe. Estaba loca, sí, definitivamente, estaba
muy cuerda. Tal vez todo había sido un sueño. Tal vez ni si quiera
existía nada y era un producto de mi imaginación... Tal vez...
¿Estaba enamorada realmente? Pero ¿cómo iba a enamorarme de
alguien que ni siquiera sabía si era real? Siempre me comía la
cabeza con estupideces. Tenía que ver mundo, conocer a gente, ser
feliz... Ser feliz... Es una palabra tan bonita y tan difícil a la
vez. La felicidad depende de lo que cada persona quiera alcanzar y
tenga como meta. Es un concepto tan amplio... Felicidad... Para ti,
¿qué es la felicidad? Creo que la felicidad para mí era cada
momento que sentía cerca a Astaroth, pero ya no estaba conmigo y no
sabía si iba a verle de nuevo y esa sensación... Si, esa sensación
de no tenerle dolía. La felicidad era poder reír con soltura, reír
sin fingir, que salga solo. Pero no podía dejar que mi felicidad
dependiera de otra persona que no fuera yo misma...
Revisé el correo electrónico y tan sólo había estúpidas
cadenas y mensajes de publicidad así que volví al blog a seguir
escribiendo mientras el ruido del viento golpeaba la ventana con
suavidad.
El sonido del timbre hizo que tuviera que dejar mi escritura
apartada. Era mi madre, estaba enfadada, no sabía nada de mí desde
hace días y lo único que hizo fue gritarme y estresarse ella sola
diciendo que debería haberle comentado que me marchaba unos días,
que no podía seguir así, que tenía que hacer de verdad mi vida...
y así estuvo hasta que se marchó sin haberse calmado ni un poco. En
el fondo tenía algo de razón y eso era lo que más me fastidiaba.
Sentí la necesidad de salir a correr un rato para despejar mi
mente o intentar despejarla. Me preparé un batido de frutas
variadas, me lo tomé, busqué las mallas que utilizo para hacer
ejercicio y una de mis camisetas viejas, me cambié y salí cerrando
con doble giro de llave en la puerta principal.
Mientras mis piernas se movían con ligereza noté un pinchazo en
mi cabeza, como si algo malo estuviera cerca de mí. Una brisa fría
recorrió mi cuerpo y una mano helada que provenía de un ente
extraño cubierto con una túnica negra que me arrastraba hacia la
oscuridad. No iba a gritar, no iba a servir de nada, comencé a
retorcerme hasta dejar uno de mis brazos libres, mi mano fue directa
a su pómulo, no sé si me dolió más el golpe a mí que a él, pero
se le notaba cabreado y me sujetó con más fuerza. Creía que mi
circulación iba a dejar de circular por mis brazos (había
conseguido agarrar de nuevo mis dos brazos), mis piernas seguían
libres, subí la rodilla hasta dar con su estómago, el golpe hizo
que se retorciera pero en seguida aparecieron más extraños con el
mismo atuendo que el primero. Yo comencé a correr, pero ellos eran
como sombras que me perseguían sin demora, estaba claro que no eran
humanos...
Pero entonces...
¿Qué era todo esto?
¿Qué querían de
mí?
¿Quiénes eran?
¿Por qué me perseguían a mí?
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