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martes, 7 de octubre de 2014

Criaturas fantásticas.

Capitulo 6:


Mi parada. De vuelta a esta ciudad apagada, gris, nada bueno me esperaba al llegar, era una intuición, no me agradaba llegar de nuevo aquí. Nada me ataba a mi ciudad, cada día la notaba más sosa y fría.


El buzón repleto de cartas (la mayoría facturas), el teléfono con mensajes en el contestador, la pesada de mi madre preguntando dónde estaba y por qué no contestaba, mis supuestas "amigas" diciendo que cogiera el teléfono y poco más...
Fui a mi habitación, estaba desordenada como siempre así que deshice la maleta y me puse a recoger. Había libros por los suelos, lapiceros, avalanchas de apuntes, unos auriculares rotos encima de la mesa... Coloqué todo en su sitio correspondiente, lo que me llevó a perder una hora, cosa que me daba igual pues no tenía nada mejor que hacer y mis días solían ser siempre aburridos e iguales.


Puse el móvil a cargar, encendí el ordenador y me puse a escribir lo mucho que echaba de menos a un ser extraño que nadie normal creería que existe. Estaba loca, sí, definitivamente, estaba muy cuerda. Tal vez todo había sido un sueño. Tal vez ni si quiera existía nada y era un producto de mi imaginación... Tal vez... ¿Estaba enamorada realmente? Pero ¿cómo iba a enamorarme de alguien que ni siquiera sabía si era real? Siempre me comía la cabeza con estupideces. Tenía que ver mundo, conocer a gente, ser feliz... Ser feliz... Es una palabra tan bonita y tan difícil a la vez. La felicidad depende de lo que cada persona quiera alcanzar y tenga como meta. Es un concepto tan amplio... Felicidad... Para ti, ¿qué es la felicidad? Creo que la felicidad para mí era cada momento que sentía cerca a Astaroth, pero ya no estaba conmigo y no sabía si iba a verle de nuevo y esa sensación... Si, esa sensación de no tenerle dolía. La felicidad era poder reír con soltura, reír sin fingir, que salga solo. Pero no podía dejar que mi felicidad dependiera de otra persona que no fuera yo misma...
Revisé el correo electrónico y tan sólo había estúpidas cadenas y mensajes de publicidad así que volví al blog a seguir escribiendo mientras el ruido del viento golpeaba la ventana con suavidad.
El sonido del timbre hizo que tuviera que dejar mi escritura apartada. Era mi madre, estaba enfadada, no sabía nada de mí desde hace días y lo único que hizo fue gritarme y estresarse ella sola diciendo que debería haberle comentado que me marchaba unos días, que no podía seguir así, que tenía que hacer de verdad mi vida... y así estuvo hasta que se marchó sin haberse calmado ni un poco. En el fondo tenía algo de razón y eso era lo que más me fastidiaba.
Sentí la necesidad de salir a correr un rato para despejar mi mente o intentar despejarla. Me preparé un batido de frutas variadas, me lo tomé, busqué las mallas que utilizo para hacer ejercicio y una de mis camisetas viejas, me cambié y salí cerrando con doble giro de llave en la puerta principal.
Mientras mis piernas se movían con ligereza noté un pinchazo en mi cabeza, como si algo malo estuviera cerca de mí. Una brisa fría recorrió mi cuerpo y una mano helada que provenía de un ente extraño cubierto con una túnica negra que me arrastraba hacia la oscuridad. No iba a gritar, no iba a servir de nada, comencé a retorcerme hasta dejar uno de mis brazos libres, mi mano fue directa a su pómulo, no sé si me dolió más el golpe a mí que a él, pero se le notaba cabreado y me sujetó con más fuerza. Creía que mi circulación iba a dejar de circular por mis brazos (había conseguido agarrar de nuevo mis dos brazos), mis piernas seguían libres, subí la rodilla hasta dar con su estómago, el golpe hizo que se retorciera pero en seguida aparecieron más extraños con el mismo atuendo que el primero. Yo comencé a correr, pero ellos eran como sombras que me perseguían sin demora, estaba claro que no eran humanos...



Pero entonces...
¿Qué era todo esto?
¿Qué querían de mí?
¿Quiénes eran?
¿Por qué me perseguían a mí?

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